viernes, 26 de julio de 2013

LOS ENEMIGOS DEL VERDADERO ADORADOR

Hay situaciones, actitudes o personas que tratarán de impedir que seamos uno de esos verdaderos adoradores que Dios quiere que seamos, y para que nos convirtamos en un falso adorador. Debemos aprender a reconocerlos y sacarlos de nuestra vida.  Algunos impedimentos para adorar a Dios en espíritu y verdad pueden ser:
     
1. El Pecado. El pecado es el primer obstáculo para la alabanza. Es una razón de porqué algunos cristianos no alaban a Dios. El pecado no confesado nos inhibe delante de la presencia de Dios. No nos sentimos libres ni cómodos en la presencia de Él si somos conscientes de pecado no perdonado en nuestra vida.
Hay una repuesta muy obvia a este obstáculo: confesar el pecado a Dios y aceptar sinceramente su perdón y limpieza de manera que pueda ser restaurada una relación correcta con El y se libere el fluir de la alabanza (1 Juan 1:9).
2. Satanás, quien odia que adoremos a Dios. Es difícil para nosotros comprender el odio profundo que Satanás siente hacia Dios y cuánto aborrece escuchar a los cristianos alabándole.
Fue la envidia profundamente arraigada en el corazón de Satanás hacia Dios lo que provocó su caída. En su arrogancia, se creyó mayor que Dios. Cada vez que escucha a los creyentes alabando su Nombre, se llena de gran ira y celos. Por consiguiente, el enemigo procura suprimir y desanimar toda alabanza dirigida a Dios. Uno de los ministerios que Satanás siempre busca destruir es el de la adoración (Alabanza, Danza y Música), generalmente trayendo desánimo, desaliento, rencillas, divisiones, orgullo, etc.
3. La falta de control de la mente . Alguien comparó a la mente con un árbol lleno de monos saltando de rama en rama, gritándose y charlando unos con otros. ¿Cómo superar esta mente distraída e inconstante, cómo hacemos para ir más allá de las imágenes y los pensamientos que constantemente pasan por nuestra mente precisamente cuando vamos a orar o adorar a Dios?
El apetito de la mente, al igual que del estómago, se acostumbra a la dieta que consumimos. Pensar en lo justo, lo puro y lo amable desarrolla el hambre de recibir más de la bondad de Dios. Pero si ingerimos la basura que nuestra sociedad llama excelente, desarrollamos un gusto por tales cosas. El mundo presenta unas ofertas deliciosas a la vista. La TV es un ejemplo, en la que hay mucha basura. Algunos creyentes creen que está bien ver programas que violen los valores bíblicos, ya que es "sólo un entretenimiento". Pero, todo lo que ingiere nuestra mente determina nuestras ideas y nuestros valores. El dejar que las malas enseñanzas y las ideas pecaminosas penetren nuestra mente, puede destruir nuestra percepción bíblica del bien y el mal y nos impiden concentranos en la oración, adoración o lectura de la Biblia.
El mejor consejo para controlar nuestros pensamientos es el que nos da el apóstol Pablo en Fil. 4:8: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”
4. El mal uso del tiempo y las prioridades invertidas.  El tiempo es algo que no podremos recuperar. El tiempo es algo que todos tenemos más, sin embargo no todos sabemos administrarlo o manejarlo correctamente. La Biblia nos enseña sobre el tiempo y nos dice “Que hay tiempo para todo”. Esto quiere decir que todo durante el día tiene un orden y todo lo que hacemos o realizamos se tiene que hacer durante un lapso de tiempo.
Hoy en día el mal uso del tiempo tiene como principal causa el abuso de: TV, xbox y video juegos, muchas películas, teléfono, chat, internet. ¿Cuanto tiempo estamos pasando en estos temas en lugar de usar el tiempo para las cosas que nos prosperarán material y espiritualmente o para estar a solas con el Señor?
5. La trampa del orgullo. El orgullo obstaculiza por completo y hace desaparecer la alabanza y la adoración verdaderas. La altivez es nuestro mayor impedimento en la adoración. Es sutil y levanta su fea cabeza cuando menos lo esperamos. Si nos descuidamos, hasta podemos llegar a sentirnos orgullosos de nuestra humildad.

Si nos sentimos orgullosos de nuestros dones, haremos exhibición de ellos a fin de impresionar a los demás y revelar nuestro secreto deseo de ser aplaudidos. Hay algunas iglesias donde la gente hasta adora su propia adoración a Dios, en lugar de adorar a Dios. Antes de su exilio, Lucifer dirigía la adoración en el cielo. Era el que más cerca caminaba del trono de Dios, hasta que se volvió orgulloso y quiso ocupar el lugar de Dios (lea Ez 28:14-15).

6. La voluntad propia. La fea gemela del orgullo es la voluntad propia. En Isaías 14:12-14 Lucifer manifiesta esa voluntad: "Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono y en el monte del testimonio me sentaré, sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo".

No conjugue ninguno de estos verbos en primera persona, porque su orgullo y su voluntad propia van a tener por consecuencia una caída. Y ahora, clave los ojos en el escenario para ver el gran final, la caída: "Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo", (Is 14:15). Debemos rendir cada día nuestra voluntad bajo la voluntad de nuestro Dios y Señor.

7. La tradición. Las tradiciones son las cosas que hacemos porque así las hemos recibido de otros. Los principios enseñados por hombres que no tienen sus raíces en la Palabra de Dios, son tradiciones de hombres. Una tradición de hombres enseña a la gente las formas de acercarse a Dios con religiosidad; formas que tienen la apariencia de ser adoración a Dios en el ambiente de una iglesia. Pero la adoración inventada por el hombre sólo es un servicio externo, y con frecuencia el corazón de las personas se halla muy lejos de Dios.

8. Ofrecer Adoración Falsa. Hay una forma correcta y otra incorrecta de adorar a Dios. Una vez que hayamos oído la verdad, en realidad nuestra ignorancia ya no tendrá excusa. La falta del conocimiento espiritual para "adorar en verdad", no sólo nos aparta de la verdadera adoración, sino que con facilidad nos puede guiar a una adoración incorrecta que tiene efectos secundarios dañinos. Ofrecen adoración falsa:

1. Los que ofrecen adoración ignorante (Hech. 17:22-23).   a. Ignorante de la verdadera naturaleza de Dios (Dios es espíritu). b. Ignorante de la adoración que Él desea.                                                                   

2. Los que ofrecen adoración vana (Mat. 15:7-9). a. Basada en tradiciones de los hombres, mientras se ignoran los mandamientos de Dios.  b. Ofrecida sin involucrar nuestro espíritu.
3. Los que ofrecen adoración almática.   a. Impuesta por sí mismo, no dirigida por Dios. b. Adoran con lo que les agrada, lo que les gusta, lo que piensan que es bueno, pero…¿Le gusta a Dios?.  c. Prefieren lo que está basado en cómo se oye la alabanza.  d. Prefieren lo que está basado en cómo se siente la adoración. e. Los adoradores que se concentran más en el hombre que en Dios, que dirigen su adoración más hacia el hombre que hacia Dios. Se llega a esta conclusión porque su ministración es efectuada para: impresionar al hombre,  impactar al hombre, ser vistos y admirados por los hombres, entretener a los hombres.
9. La falta de perdón. Jesús proclama que es necesario perdonar: "Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial", (Mt 6:14). Nuestra adoración se ve obstaculizada cuando nos mantenemos sin perdonar a alguien, tanto si la ofensa es real, como si es imaginaria. Para entrar en la presencia de Dios el perdón es imprescindible, no es algo optativo para el verdadero adorador, es un requisito.

10. Las pasiones juveniles (2 Tim. 2:22). Pasión, en este verso quiere decir un deseo intenso, esta palabra se usa mayormente para los deseos pecaminosos o la concupiscencia. Nos dice la palabra de Dios: Huye de las pasiones Juveniles, nota también que no dice: “Enfréntala” o “Lucha con ellas”, ¡no!, te dice ¡¡Huye!! Este verbo como huir podría también traducirse como Rechazar. “Rechaza los deseos pecaminosos de la Juventud.” 
Por cuanto la verdadera adoración es espiritual, ésta no tiene ninguna amistad con los deseos carnales. Las pasiones juveniles son enemigas de la verdadera adoración. Gálatas 5:24 dice que “los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.”

¿Es su deseo ofrecer a Dios una adoración verdadera? Si lo es, dé estos importantes pasos:

1. Confiese todo pecado oculto o hábito pecaminoso en su vida y tome la decisión de dejarlos.

2. Aprenda a discernir las obras de las tinieblas y repréndalas.

3. Llene su mente de la Palabra de Dios y rechace todo pensamiento que venga a su mente cuando esté en la presencia de Dios.

4. Ordene su tiempo diario elaborando una agenda. Dele prioridad a Dios en su vida.

5. Pida la presencia de Dios para que lo haga más receptivo ante los cambios que Él quiere hacer en usted.

6. Humíllese ante Dios.

7. Deseche las tradiciones de hombres.
8. Arrepiéntase de su actitud de no perdonar y tome la decisión de perdonar siempre a los demás, aunque ellos no se arrepientan ni le pidan perdón.

9. Pídale a Dios que le de fuerza para no dejarse arrastrar por las pasiones juveniles.

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